Vivimos en un mundo convulsionado que gira más rápido que lo que muchos quisiéramos.
Hoy hablamos de un mundo globalizado, moderno, comunicaciones instantáneas para
donde queramos y como queramos, sin embargo, vale la pena hacernos las siguientes
preguntas ¿Facilidad de comunicación es igual que calidad de comunicación? ¿Han
mejorado nuestras relaciones interpersonales? ¿Nos comunicamos adecuadamente en
pareja, con nuestros hijos, con el compañero de trabajo?
Hoy vemos que el avance vertiginoso de la tecnología y con ello las formas, alcances y
rapidez con que trasmitimos información, nos presentan un desafío para nuestras reales
capacidades de comprensión mutua.
Nuestras relaciones interpersonales se complejizado, se vuelcan hacia la agresividad como
forma de mostrar quien tiene la razón, oímos sin escucharnos, culpamos al otro de todo
lo que nos ocurre y olvidamos que nos comunicamos con el lenguaje pero principalmente
llegamos al otro a través de gestos, posturas corporales, y tonos de voz.
Volver a dialogar es lo que nos hace falta, pero no como un traspaso de información que
va y viene, sino tomando real conciencia de que para una mejor relación con el otro
debemos abrirnos a escuchar a pesar del conflicto que pueda existir, a pesar de lo
complicado que me pueda resultar exponer frente al otro lo que pienso.
En mediación se nos entrega un espacio en donde tenemos la oportunidad de gestionar
nuestros conflictos reduciendo la tensión emocional de poner frente al otro lo que es
importante para mí y donde se trabaja para descubrir cuál es la participación que cada
uno tiene en esa dificultad que nos tiene complicados, dentro de un ambiente contenido y
pacífico. Promoviendo la cooperación y no el enfrentamiento.
Los conflictos que más nos duelen son sin duda aquellos que se dan en la vida de familia
y si la familia es importante para todos ¿Por qué no proteger nuestras relaciones? ¿Acaso
el conflicto que pone término a una relación como matrimonio o pareja implica que ya no
tendremos que dialogar como padres?
La mediación propone vías y caminos abiertos al diálogo más propiamente en sintonía
con el entendimiento, en que ambos ganaremos conversando y no que uno gane y el
otro pierda. Permite apertura de miradas, se alimenta de ellas y construye con ellas.
Trabaja para que nuestras decisiones se generen luego de un trabajo reflexivo y de
análisis, logrando así acuerdos sólidos y duraderos en el tiempo que regalan tranquilidad y
confianza.
El conflicto abordado en mediación es esencialmente una ocasión de crecimiento
porque rescata y favorece los acuerdos construidos por “Nosotros” y no impuestos por
otros.
En ella se trasforman comentarios agresivos e hirientes hacia aquello que rescata lo
positivo de las diferencias pero, con el respeto que toda persona merece. Ante la
intolerancia y la falta de escucha mutua, la mediación permite apertura y diálogo. Frente a
visiones individualistas “Yo tengo la razón, tú estás equivocado” permite descubrir de que
ambos pueden hacer valer lo que piensan si cooperan por lograr una mejor relación. Ante
errores cometidos en el pasado, fortalece la capacidad de seguir adelante positivamente,
Frente a miradas egoístas, invita a descubrir la realidad igualmente válida del otro, y
sobre todo ante el desconsuelo y el abatimiento producto del dolor genera esperanza de
tiempos mejores.
Es una verdadera oportunidad de apoyo a la familia y para cualquier relación en que un
conflicto genere dificultades.
Isabel Ramos Nuche
Mediadora
Dialoguemos
Gestión colaborativa del Conflicto